Una casa de ladrillo visto que pasa un tanto desapercibida en una zona de fábricas de Montreal, ha sido reformada en su interior convirtiéndola en una vivienda moderna y funcional, manteniendo básicamente su aspecto exterior original.
La cocina de concepto abierto, es un ejemplo de cómo se puede armonizar colores, texturas y materiales, logrando un resultado extraordinario. Blanco, gris, negro y madera, se complementan entre sí pero manteniendo al mismo tiempo su propio espacio y personalidad.
La isla con encimera y laterales exteriores de cuarzo blanco como si fuera un solo bloque, lleva el fregadero integrado y frentes de cajones, caceroleros y puertas chapados en madera, al igual que las columnas que albergan el frigorífico y las despensas de almacenamiento.
Enfrente, toda una zona de cocción con muebles y superficie de trabajo de acero inoxidable, compuesta por la placa de gas y horno, que no está ubicado debajo sino a un lado, quizás para tener un acceso más directo a los cubiertos y otros utensilios al cocinar.
Por último, la pared y campana de color negro, hacen de lienzo de esta estupenda obra de la firma canadiense Atelier Moderno.
Vía/Frameweb Fotos Stéphane Groleau